Amanecía,
permanecen aún en el onírico sueño.
Aquel que llegó luego de la charla
aquella que se originó luego de la apasionada noche.
Los cuerpos no tenían apuro en despertar,
entrelazados permanecía inertes
compartiendo el desorden del lecho
y almohadas mudas
testigos de la travesura.
Si.. travesura, pues prohibidos estaban
ante la sociedad incomprensible
de mostrarse tal cual eran,
jóvenes amantes
féminas en ciernes
que descubrieron con el tiempo
la atracción mutua.
Redondas y erguidas copas
saciaron la sed desértica
en aquel oasis secreto.
los dátiles frescos de su pasión,
fruto tierno
desconocido hasta hoy,
fueron degustados con curiosidad,
éxtasis brindado por la tierna naturaleza
encandiló la noche fría
que intentó sin éxito
amedrentar las pasiones.
Almendrados ojos llenos de desconcierto
vieron la luz primera.
La mente, aún en la penumbra,
tardó en recordarle lo vivido.
La pausada y rítmica respiración
sobre su torso desnudo
reavivó su espíritu.
La tersa piel canela
envuelta con la suya
reflejaba las caricias
mutuamente compartidas.
Buenos días..escuchó
cuando delicados labios granas
en la montaña de sus pasiones
se deslizaron con ternura .
Dulce despertar y nuevas ilusiones,
temprano era aún
no había apuro
recordarían lo vivido…
HCC/Feb.2015
