Un día sin darme cuenta, de cómo o por qué, abrí los ojos vi la luz, y por primera vez me vi en el espejo con claridad, me reconocí, poco a poco. Fue difícil pero me reconocí.
Esos ojos llenos de ilusión, sí son, o no, sí…
¡Son los míos!
Esa boca, sonríe, es hermosa, cálida y muy suave. La toco y dibujo con mis dedos.
Es mía, sólo mía, este cuerpo, perfecto,
maravillándome emocionándome,
sorprendiéndome…
Miro todo el conjunto por varios minutos y mi mente se resiste a aceptar
que ♥ soy yo ♥.
Qué toda esa perfección soy yo,
que ese brillo que me extasía es mi propio ser, mi esencia.
¿Dónde estabas? –Le pregunto a mi propio reflejo- ¿dónde te dejé y dónde te entregué? ¿Qué has hecho sin mí por tantos años? ¿Cómo lograste sobrevivir a mi olvido? ¿Así de fuerte eres?
Cuánto valor, te admiro, ¡espera!,
pero si soy yo, entonces…
es mi fuerza, es mi valor,
me admiro a mí misma.
Por primera vez en muchos años, se siente bien mi corazón, y tú pequeña compañera, brotas de mi ojos otra vez; pero esta vez es diferente, esta vez no sufro, esta vez soy feliz.
Ya nunca más estaré sola, soy yo:
cuerpo y esencia, mente y corazón, no me abandonaré, nunca más.
Prometo cuidarme, protegerme, valorarme y por fin amarme
como siempre debió ser, como siempre será, porque yo y sólo yo, soy el verdadero amor de mi vida.
Que tu felicidad no se rinda!!