Quiero inhumar el cadaver de todos aquellos trabajadores que caen con la crisis económica, pero no ha glorificarles, pues el mal que hacen los hombres les sobrevive, el mal queda frecuentemente sepultado con sus huesos.
Los HONORABLES POLÍTICOS dicen que somos ambiciosos, si lo somos, es nuestra una falta grave y gravemente pagamos por nuestra ambición. Con el permiso de los POLÍTICOS y los demás, puesto que los POLÍTICOS son hombres HONRADOS, como HONRADOS son todos los demás, quiero expresarme en el funeral de la economía.
Son para mi, los tabajadores, amigos leales y sinceros, pero los POLÍTICOS dicen que son ambiciosos, y los POLÍTICOS son hombres HONRADOS. Infinitos caudales y tributos aportan al Tesoro Público, ¿Es eso ambición? Cuando los pobres se lamentan, los trabajadores lloran, la ambición debería ser de una sustancia mayor. Sin embargo, los POLÍTICOS dicen que son ambiciosos, y los POLÍTICOS son hombres HONRADOS.
Nos dicen que el poder recae en el pueblo, y tantas veces como se hacen elecciones y nos piden confianza, tantas veces que rehusamos el poder, ¿Es esto ambición? No obstante los POLÍTICOS dicen que somos ambiciosos y ellos son hombres HONRADOS.
No hablo así para desaprobar las palabras de los POLÍTICOS, pero he de decir que todos confiamos alguna vez, y no sin causa, en ellos, ¿Qué razón nos detiene ahora para no lamentarnos?
Ayer aún la palabra de los trabajadores aún podía hacer frente al universo, ahora yace en tierra y no hay nadie humilde que la reverencie. Si yo estuviera dispuesto a excitar al motín y a la colera vuestras mentes y corazones, sería injusto con los POLÍTICOS, quienes sabeis, son hombres HONRADOS.
No pretendo agraviarlos, prefiero ser injusto con los trabajadores, conmigo y con vosotros mismos antes que con esos hombres tan HONRADOS. Pero dejaremos nuestro testamento, testamento que los POLÍTICOS correran a besar nuestras heridas y a empapar sus pañuelos en nuestra sangre, SÍ!!! reclamarán un cabello nuestro como reliquia y lo transmitirán al morir como un pequeño legado para su posterioridad, pero no debemos agraviar a los POLÍTICOS HONRADOS cuyos actos hieren nuestros cuerpos.