Déjame sola frente a los libros!
No insistas en romper con tu infinita
labor de odiarme, aún sabiendo
que fuiste el asesino de mis ilusiones.
Hoy quiero entregarme a los manuscritos
de la tristeza melancólica,
entre esos volúmenes del recuerdo,
que abarcan la fuga de mi alegría.
No aguanto más esta obsesión
por tus besos de infernal fuego
y tu partida inesperada...
Soy tu ausencia retorciéndose,
sigo plasmando mi humana vida
sobre las hojas grises de tu primer
cuaderno; dándole vueltas al problema
universal que resulta ser lograr
el olvido selectivo, y a la desgracia
de no encontrar gusto o diversión
en otros cuerpos…
En otras almas que no enredan
mi naturaleza mística y desordenada,
como lo hacía con paciencia
o con rápidos impulsos, un hilo plateado
desde el puente de tu corazón,
hacia la fuente de mis más eróticos sonidos.
Lárgate y no vuelvas, aunque desee
ser otra vez todas las formas
de tu sociedad secreta! Arena maleable,
obediente colección de pasiones oscuras,
el ala faltante para atravesar el portón
de ingreso a mi mundo idílico.
Adelante, abandóname ya
aunque te extrañe más que nunca!
Porque he llegado a los libros
que me cuentan tus intrigas
y desaciertos con detalle…
Y Prefiero sólo con eso quedarme,
para entender un viernes futuro,
por qué si te amo,
tanto daño a mis sentidos haces.