Un día como todos, en mi camino te encontré,
y llenaste las pupilas de mis ojos,
como el sol de un bello atardecer.
Tú y yo nos conocimos, grandes amigos llegamos a ser,
y ni uno de los dos sospecho,
que en nosotros un gran amor iba a nacer.
Mis ojos al mirarte un brillo sacaban, mi corazón al pensarte
acelerado palpitaba... y aún sintiendo amor por ti...
yo una simple amistad hacia ti aparentaba.
Mi corazón al penetrar en tus ojos, algo especial me hacían sentir,
notaba que tu sentías algo hermoso, pero no podías expresar...
lo que tu sentías por mí.
Después de un tiempo, nuestros corazones no aguantaron más callar, necesitaban confesar que nos amábamos
y que ni para ti ni para mí...
existía alguien más.