En un reciente trabajo de unos investigadores de la Universidad College de Londres, se dedicaron a captar imágenes de cerebros enamorados.
Ya hace tiempo que la ciencia ha descubierto que ante la visión del ser amado se activan determinadas zonas del cerebro, entre ellas el córtex anterior cingulado, que también responde al estímulo de drogas sintéticas produciendo sensaciones de euforia; pero lo sorprendente del nuevo estudio es que además, las áreas encargadas de realizar juicios sociales y, por tanto, de someter al prójimo a valoración, se inactivaban. Ante nuestro amor, nos volvemos "ciegos" o, por lo menos, bajamos la guardia.
Pero es que el ser humano, como todos los animales, ha tenido que encontrar los mecanismos evolutivos para perpetuar la especie. Y el enamoramiento está entre estos mecanismos, un proceso bioquímico que se inicia en el cerebro, y que tras la desbordante secreción de neurotransmisores, activa glándulas y respuestas fisiológicas a velocidad de vértigo, con la finalidad de que acabemos reproduciéndonos.
Trabajos anteriores han explorado otras líneas de investigación y han aportado interesantes datos sobre las causas y los efectos del amor. Hasta ahora se sabe, por ejemplo, que la feniletilamina (FEA), una anfetamina que segrega el cuerpo humano, es una de las principales sustancias implicadas en el enamoramiento. Este compuesto activa la secreción de dopamina -un neurotransmisor implicado en las sensaciones de deseo y que nos hace repetir lo que nos proporciona placer- y de oxitocina -ésta implicada, entre otras funciones, en el deseo sexual-.
Al inundarse el cerebro de esta sustancia, éste responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer), norepinefrina y oxiticina (además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parece ser además un mensajero químico del deseo sexual), y comienza el trabajo de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis: se está enamorado. Estos compuestos combinados hacen que los enamorados puedan permanecer horas haciendo el amor y noches enteras conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño. En definitiva, nos sentimos bien con nuestro amor, estamos sumamente eufóricos y excitados, necesitamos a la persona con la que estamos, como si de una droga se tratara, porque nos proporciona placer, y nuestra capacidad para juzgarla se reduce hasta la nada.
Que tu felicidad no se rinda!!!
Celes